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Arquitectos: ELSE
- Área: 100 m²
- Año: 2025
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Fotografías:Gustav Willeit, ELSE, Elisa Cappellari

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Seleccionada como parte de SMACH 2025, la bienal internacional de arte al aire libre en los Dolomitas italianos, la instalación Trace of Land, diseñada por ELSE, imagina un gran fardo de heno redondo atravesando las laderas de Armentara, subiendo, bajando, saltando y dejando un rastro de pasto seco detrás. Esta visión poética se materializa en el paisaje como un dosel serpenteante que sigue el terreno, invitando a la reflexión sobre el trabajo, el paisaje y la renovación.



En los pastos alpinos de Val Badia se despliega un paisaje familiar pero transformado: un camino continuo y serpenteante de fardos de heno que se extiende a través del terreno ondulado. Desde la distancia, este camino de paja remite a las sendas montañosas de los Dolomitas, mientras que su geometría ascendente y descendente refleja las crestas de las cumbres circundantes. Alejado de su contexto funcional, el fardo de heno se convierte en una intervención escultórica: antes un producto práctico del trabajo, ahora es una expresión material de la relación entre el trabajo, las herramientas y la naturaleza.


A menudo vistos como restos pintorescos de la vida agraria, los fardos de heno son en realidad productos de procesos industrializados: empaquetados, transportados y almacenados con precisión mecánica. Al igual que el tema de SMACH de este año, la cu (la palabra ladina para piedra de afilar, una herramienta que agudiza las cuchillas de cosecha), los fardos de heno encarnan la relación recíproca entre el esfuerzo humano y la tierra. Liberados de su forma comprimida, se despliegan para trazar los contornos del prado.


A veces yacen directamente sobre el suelo, en otros momentos se elevan ligeramente para crear pasajes sombreados: la geometría ondulante refleja los contornos de las montañas dolomitas, difuminando la frontera entre lo artificial y lo natural. Desde una visión poética, la instalación se transforma en arquitectura paisajística, dialogando con la cercana "tablà", los graneros de madera típicos de los valles ladinos.


La construcción permanece mínima y adaptable: varillas verticales se clavan en el suelo y se atan con varillas de acero horizontales para formar un marco ligero. Una superficie de malla de alambre sostiene el heno desplegado, que se asegura en su lugar con cuerdas de pasto. Este sistema simple garantiza una huella mínima, permitiendo que el dosel se ajuste a diferentes terrenos y longitudes mientras se integra sin problemas en el pasto. De cerca, el heno revela una textura táctil: fibras en capas y porosas, filtrando la luz a través del dosel para crear una presencia que se siente a la vez áspera y delicada.


Se invita a los visitantes a caminar a lo largo y debajo del dosel, moviéndose con los contornos del pasto, para reunirse, descansar y interactuar con el espacio. Los fardos de heno rectangulares proporcionan asientos, reforzando el diálogo entre función y abstracción. Con el tiempo, a medida que el heno se descompone, regresa a la tierra, completando un ciclo de uso y renovación.













